El incendio invisible del carrer de les Mosques

Hola! 🙋‍♂️🔥

Hoy quiero llevaros a uno de esos rincones donde la historia y el misterio se mezclan con el aire húmedo de la vieja Barcelona 🌫️.

Un lugar tan estrecho como inquietante, donde el pasado parece no apagarse nunca… el carrer de les Mosques.

Barcelona guarda rincones donde el pasado no duerme, sino que respira… incluso entre las sombras del Gòtic 🌒.

En el carrer de les Mosques, una de esas calles que parecen hechas para guardar secretos, los vecinos juraban oler a humo cada medianoche.

El aire se llenaba de un perfume agrio, de azufre, pero no había fuego.

Ninguna brasa. Ninguna llama.

Solo aquel olor denso y el miedo.

En 1785, el Diario de Barcelona recogió las quejas de los vecinos:

“Se percibe un hedor sulfuroso procedente de una casa cerrada desde hace días.” 🕯️

Las autoridades de la ciudad enviaron a dos guardias del consistorio a registrar la vivienda.

No hallaron incendio alguno, pero sí frascos con azufre, fósforo y mercurio, un banco de trabajo y un cuaderno titulado De la flama que no muere 📜.

El dueño, Josep Ribalta, era un boticario con afición por la alquimia ⚗️.

Decía buscar “el fuego eterno”, una mezcla que ardería sin consumirse.

Días después, Ribalta desapareció.

Y desde entonces, el barrio juraba que el olor a humo volvía cada medianoche 🌫️.

Con el paso de los siglos, el carrer de les Mosques ha sobrevivido a derribos, reformas y al bullicio del Gòtic moderno 🏙️.

Hoy, pocos transeúntes se detienen frente a su trazado estrecho, pero algunos aseguran que, en ciertas noches húmedas, el aire aún guarda un leve olor a azufre.

Quizá sea solo humedad de piedra vieja.

O quizá, como diría algún vecino, la llama de Ribalta nunca se apagó 🔥.